Los jugadores de River no se bajan del campeonato. Muchos han argumentado que, de ganar lo que queda de aquí en más, es probable que se prendan en la lucha por el campeonato.
Escuchando estas declaraciones uno se pregunta ¿los jugadores verdaderamente creen esto? ¿Tienen una real convicción para encarar la recta final del campeonato, creyéndose superiores a sus rivales? ¿Cómo conseguirán todos los puntos en disputa si en lo que va del certamen no pudieron ganar tres partidos consecutivos? Todos estos interrogantes parecerían no tener respuestas concretas, aunque, si partimos de la base que este grupo no pudo siquiera empatar ante un equipo tan débil como Nacional de Paraguay, entonces coincidiremos en que el presente semestre, para River, ya está la suerte echada y nuevamente refleja una gran frustración para la gente.
Pero, lo cierto es que este club es muy grande como para dejar pasar las fechas hasta la conclusión del torneo y ahora es cuando más se deberá notar el trabajo del técnico para buscar variantes ante la pobre producción de los jugadores que fueron titulares hasta aquí. Gorosito, que muchas veces dijo sentirse jugador, deberá demostrar que ahora es la cabeza de un grupo y tendrá que empezar a impartir premios y castigos para el plantel que mucho sabe de fracasos y poco de actuaciones que hagan sentir orgullosa a su hinchada.
Es más, no entendemos cómo luego de perder frente a Newell´s, Pipo le dio dos días de descanso a este plantel. Es hora de trabajar y trabajar. Si no se encuentra el equipo, a pesar de los cuatro meses de labor que lleva este cuerpo técnico, se deberá trabajar el doble. Mañana y tarde. Nada de volver el martes a las 16 horas. Si se jugó el domingo y no se encontró el funcionamiento, exijámosle el doble. Que se esfuercen el doble. Para eso están en River, el club más grande de Argentina.
Lo cierto es que el hincha de River ya no puede vivir de falsas esperanzas o promesas de un futuro mejor. Si el crédito estaba agotado antes de empezar el año, hoy las cuentas están en rojo y, por tal motivo, si se demuestra, como parecería ser, que estos jugadores no están a la altura de la circunstancias, entonces no perdamos el tiempo y empecemos a poner y darles minutos en cancha a las promesas con las que cuentan nuestras inferiores. Basta de este grupo que elije a Oscar Ahumada como capitán. Basta de jugadores tibios como Abelairas o Rosales. Que Buenanote se dedique a jugar y no tanto a protestar. Que Fabbiani deje de lado sus romances con el sexo opuesto y de una buena vez se case con la camiseta que tanto dice amar. Que se dedique a entrenar y jugar. Y esa es responsabilidad del entrenador.
A partir de junio, todos los que estén en esta institución tendrán que saber que la camiseta es generosa y les puede dar todo lo que puedan soñar, pero también les exige el máximo en cada partido, en cada entrenamiento y en cada ámbito de la vida del profesional. Así se llegó a ser grande a nivel mundial y sólo así se saldrá de este mal momento.
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