Después de la conquista del último campeonato, varias veces se dijo que “River tocó fondo”. Sin embargo, ese “fondo” parece ser cada vez más profundo y daría la sensación de que a muchos de los responsables de este momento, les da lo mismo. Nadie reacciona, sino que cada uno trata de endilgarle la responsabilidad a otros, propios o extraños. El dirigente, el cuerpo técnico y los jugadores perdieron la brújula hace rato y ninguno muestra intenciones de cambiar el rumbo de esta controvertida historia. En el medio quedaron los hinchas, esos que sienten el amor por los colores, esos que justamente sienten y en muchas ocasiones, no piensan y también caen en la confusión. Entonces, se le mezcla la pasión y pasan de la reprobación al agravio y la intolerancia en cuestión de segundos.
Hay varias cuestiones para analizar y desde diferentes aspectos. Lo primero que se podría explicar es que en este presente de River, las responsabilidades son compartidas. Ninguna de las “patas de la mesa” está sosteniéndola de la manera adecuada. Por una cuestión de orden, vamos a empezar por la dirigencia. El club viene palpitando las elecciones de diciembre próximo desde hace mucho tiempo. El clima político se instaló en los pasillos del Monumental con demasiada anticipación. Entonces, cada “gol en contra” se convierte en una razón para agraviar al presidente. Está bien que se le cuestione su gestión, siempre que se cuente con los fundamentos necesarios para hacerlo, pero de ahí a que tenga que poner una custodia policial en su casa porque River perdió 4 a 0, es definitivamente una barbaridad.
El cuerpo técnico. Acá no sólo hay que apuntarle a Néstor Gorosito, sino a todos los que se fueron antes de cumplir su contrato y dejaron el equipo a la deriva, en manos de entrenadores interinos que poco podían hacer, como Simeone por ejemplo. En lo que respecta al actual entrenador, ha mostrado muy poco en lo futbolístico y mucho menos, en la conducción de un grupo. Encima, tiene la costumbre de “patentar” declaraciones poco felices ante los medios. Como muestra de esto, sirve el último escándalo que generó en la conferencia de prensa del martes. Un papelón, “Pipo” tiene que trabajar para mejorar al plantel en todos los aspectos y dejar de lado la soberbia. Siempre habló más de lo que demostró. Eso no va más, River necesita un técnico no un “showman”.
Los jugadores. ¿Jerarquía? La tienen, quizás no en la misma medida que otros planteles “millonarios”, pero en definitiva esto es una realidad que predomina en el fútbol argentino. ¿Referentes? Hay. ¿Juego? Han demostrado que pueden jugar bien, tal vez no tan vistoso como pretende la historia del club, pero hace un año salieron campeones, una fecha antes y con 43 puntos. ¿Huevos? Dieron vuelta resultados increíbles. Entonces, ¿por dónde pasa? Por poner el corazón en lo que hacen.
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