lunes, 14 de septiembre de 2009


-No da para más, no da para más, dice el perrito a cada paso. Es que cada día que pasa se pone más tensa la situación en el club. Las distintas vertientes políticas están trabajando a full. Algunos tratan de reunir aunque más no sea a un grupo de diez socios mientras otros sólo logran reunir a cincuenta y dicen que llevaron cuatrocientos. ¡Si supieran que junto a mi compañero hemos montado una gran estructura perruna de vigilancia! ¡Estamos en todos lados! ¡Sabemos todo! Pero, lo importante es que siguen trabajando seriamente de cara a las próximas elecciones.
Ya comenzaron las posibles alianzas aunque por ahora son todas habladurías y pocas certezas.
Pudimos saber, mi fiel can y yo que el que se encuentra por demás nervioso es el petiso Héctor. Dicen que anda tanteando por ahí a quien se le cruce y todos le prometen juntarse la semana que viene. Lo que pasa es que la semana que viene no llega nunca. Ja, ja, lo que el petisito no se dio cuenta todavía es que nadie lo quiere. No sólo porque las reuniones de sus adeptos las hace en el locutorio del club sino porque los que escuchan sus súplicas por aliarse, saben que en un corto plazo de tiempo quien hasta ese entonces era un caballero se dará vuelta como una media sucia. Como si fuese un simple boletero de espectáculos que sólo pretende hacer negocios propios.
Para él todo suma, escucharon decir por ahí. Lo cierto es que esta solo como loco malo. Este petiso debería aprender actitudes de gente con cabales y fidelidad en la vida y el la politica como lo es Hugo Lipak o algo así. Hugo entro por una lista oficialista y si bien hoy trabaja desde otro espacio político, respeta a rajatabla el compromiso que adquirió con el socio y no se dio vuelta como una media. En fin, cada uno carga con su cruz.
El miércoles pasado mi amigo no pudo parar de la bronca que tenía el armenio Balaba. Sí, estaba enojadísimo. Pero el can no podía comprender. Es cierto que la alta exposición de su fanática mujer suele enchincharlo pero esto ya era demasiado.
¿Sería por el mal resultado que nos trajimos de Rosario? No. Estaba recaliente con el doctor Cri-Cri a quien parecería que después de una investigación lo van a hacer sonar como a un grillo.
Resulta que el bueno de Balaba decidió crear un espacio político distinto: un movimiento de socios, un gran honor para los riverplatenses. Lo que Balaba sabía que para que ese movimiento se pudiese convertir en una agrupación era necesario la firma de cientos de socios. Es por eso que se puso a trabajar en serio para lograr la personeria de la agrupación de cara los comicios del año 2013. Sus intenciones fueron las mejores pero pecó de ingenuo. Y tal es así que su inmadurez lo llevó a convocar al doctor Cri-Cri quien, ya no como un grillito sino más bien como un cirujano, opero y opero para quedarse con ese movimiento. No solo busco firmar solicitudes a cualquier costo, hasta se dio el lujo de afiliar a algunos periodistas a cambio de algunos favorcitos como contrapartida. Y fue asi que un buen día Balaba se encontro que ya no tenia más el manejo de este movimiento de socios y periodistas asociados. La bronca que se agarro el armenio en ese momento fue para alquilar balcones. No entendía como su movimiento quedaba en manos d alguien a quien el convoco para sumarse. Ahí entendio como operaba el doctor Cri Cri.
Y para colmo, en el partido que jugó River frente a Chacarita vio con asombro unos pasacalles con el nombre que él le había puesto al movimiento de socios al que el falsificador llamaba AGRUPACIÓN. -¡Qué hijo ....! Llamar agrupación a un movimiento.
-¡Qué mentiroso! Fue lo primero que se le ocurrió decir a Balaba. Y sí. Si uno se pone a pensar... Una cosa es que Cri-Cri pueda llegar a tener un sumario interno en algún Departamento de Legales de algún club por falsificación de firmas, pero de ahí a seguir mintiendo tan descaradamente... Balaba no lo podía creer.
Por suerte el armenio se dio cuenta, agarró para otro rumbo y ya no comparte el espacio político con Cri-Cri.
¡Pobre falsificador! Acostó al armenio y quiere hacerlo con los socios a quienes pide apoyo. Menos mal que los riverplatenses no son tontos y sin dudas aislarán a este tipo de personajes.
Balaba, por su parte, en un encuentro casual con Bebeto, lo miró a los marrones ojos y le dijo: “-Si bien me traicionó y me dio mucha bronca en su momento, hoy estoy contento de haberme sacado a este falsificador de al lado. Me quedé sin movimiento, pero puedo mirar a todos a los ojos.”
¡Qué claro! Puede mirar a los ojos como Bebeto y yo.

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