En una época en la que las caretas están muy de moda en Núñez, podríamos decir que las primeras presentaciones de Fabbiani significaron una gran máscara para disfrazar a un River que hasta ahora no puede encontrar un rumbo definido de juego. Pero así como en los éxitos de los últimos tiempos dijimos que no debíamos dejarnos llevar por la euforia general, ahora consideramos que no es tiempo de prender antorchas en búsqueda de culpables, aún cuando está claro que hay responsables y puntos flacos del equipo que se deben modificar.
Cargar las tintas sobre si el arquero sabe o no atajar, o si Ferrari tiene por costumbre habilitar a los contrarios, si Cabral solo marca con faltas o si Villagra está en condiciones de jugar con la cancha cambiada, carece de sentido ya que, como bien dijo Gorosito, el equipo empieza a defender con los delanteros y termina con el arquero. Obviamente que esto no quita que sí existan errores individuales y mayores responsabilidades en unos jugadores más que en otros.
Tampoco podemos salir a decir ahora que este River juega sin actitud o a desgano porque esta más que probado que todos corren y dejan todo hasta el final. Esto nos lleva a preguntar ¿Dónde esta entonces el problema de este equipo? La respuesta no es sencilla pero tiene que ver con la falta de marca que existe en algunos sectores claves del campo, como por ejemplo la mitad de la cancha. Dejando de lado a Ahumada, tanto Abelairas como Fernández carecen de contención y ello hace más dificultosa la tarea para una defensa que tiene que tomar a los rivales en velocidad. De hecho, Buonanotte mismo afecta a la marca del Millonario. Contra San Lorenzo se vio claramente en una jugada que de un corner a favor para River salió la contra del local y, a pesar de que el enano intentó presionar, su físico no le permitió siquiera entorpecer el avance del contrario. Estos son detalles que aunque uno no los veo, influyen y demasiado a la hora de facilitar la tarea de los jugadores encargados de defender.
Ahora bien, uno podría pensar que si el equipo de Gorosito juega con hombres de características más ofensivas, ello obliga al rival a cuidarse más en la defensa. El problema aquí es que ninguno de esos jugadores que está poniendo Gorosito, llegan a ser lo suficientemente profundos como para hacer replegar a los adversarios. Sacando de esta circunstancia a Augusto Fernández que tuvo un muy buen primer tiempo en el Nuevo Gasómetro, tanto Abelairas, como Ferrari o Villagra no logran llegar con claridad al fondo de la cancha y por ende no consiguen representar una amenaza concreta en el área contrario. Esto obliga a que la responsabilidad del juego recaiga en Rosales y Buonanotte y cuando ellos no consiguen desequilibrar, entonces obligan a Falcao a salir del área y abandonar la posición en la que más peligro genera.
Todo esto, en consecuencia, significa que lo que está faltando en el Millonario es claridad para elegir las jugadas de ataque e inteligencia para definirlas de la mejor manera. En el gol del enano a Orión, estaba entrando solo por la izquierda Abelairas. Al mismo tiempo, cuando el Pitu remató desde lejos, exigiendo al arquero de San Lorenzo, lo tenía a Villagra entrando solo. Es cierto que ambas jugadas fueron efectivas –una terminó en gol y la otra en tiro de esquina- pero ello no quiere decir que hayan sido la mejor opción para concluir la jugada.
El traspié del domingo pasado fue un gran golpe que nos hizo caer estrepitosamente a tierra. Pero no hay que dramatizar porque las chances siguen estando intactas. Lo que sí hay que hacer es trabajar y no usar los resultados como máscaras que intentan disfrazar una realidad que no es tal.
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